-LA HISTORIA DE UN ALMA QUE SE METIÓ DENTRO DE UN NIÑO. -
Esta es la historia de un hombre que murió y no se quería marchar. Pero ¿Marchar a dónde? ¿Cómo he de morirme cuando llegue el momento? Estas son algunas preguntas que generación tras generación han pertenecido al pensamiento colectivo de nuestra sociedad.
Recuerdo que cuando era pequeña esas preguntas resonaban una y otra vez en mi cabeza. Lo más cerca que estuvo un profesor de contestarme fue diciendo: “Ese tipo de preguntas no tienen respuesta, esa es la magia de la vida.”
Desde que era niña he tenido la suerte de poder separar el grano de la paja. La paja en este caso era un profesor que no se hacía preguntas y, por lo tanto, no podía obtener respuestas. Y el grano del asunto estaba claro, la magia.
Siempre he sabido que la vida es mágica. Puede ser porque mi madre siempre ha sido lo suficientemente valiente para hacer que lo viera de esa manera. ¡Y de qué manera puedo verlo ahora!
En mi cabeza no cabía el hecho de que nadie conociera cómo debemos de morir. Qué ha de ocurrir en el momento en que emprendamos ese viaje.
De forma natural y mágica las respuestas han ido viniendo a mí, así que; si te parece, te las cuento de la mano de una historia muy especial.
Esta es la historia de un niño llamado Hugo que vivió sin morirse la muerte en primera persona.
Pongamos que era un 9 de junio. Yo estaba trabajando en País Vasco, tierra que tanto me gusta, cuando me escribe Marina.
Marina es una mujer valiente y maravillosa con la que yo había tenido sesión meses atrás.
Marina se abrió a las almas y a su propia espiritualidad a raíz de morir su madre. Como es habitual, su madre le regaló la capacidad de percibir, entender e iniciarse en el mundo de las almas, en el mundo de la magia.
Y es que las personas que trasciendes y que más tarde se convierten en almas pueden ayudarnos a verlas.
Desde mi punto de vista es la herencia más valiosa que existe, un acompañamiento sin fin y sin límites. Pero este no es el tema que nos concierne.
Marina estaba preocupada porque no sabía cómo explicarle a su hijo de 4 años, Hugo, qué era la muerte y qué pasaba cuando un cuerpo fallecía.
El tío de Hugo había muerto en enero, ya habían pasado seis meses desde su fallecimiento y Hugo tenía la cabeza llena de interrogantes acompañados de una angustia que Marina no sabía cómo afrontar.
Hugo miraba constantemente al cielo, agobiado y triste.
Hacia preguntas sobre cómo había sido la muerte de su tío; Le preguntó de qué había muerto, preguntaba si él podría ir volando a visitar a su tío algún día… Pero nada parecía calmarle.
Fue entonces cuando Marina me pidió consejo para saber cómo podría explicarle a Hugo lo que era la muerte.
Ella lo estaba haciendo fenomenal, hablaba con total naturalidad de que el alma de su tío ya no estaba dentro de su cuerpo y que ahora podría acompañarlos y ayudarles desde el cielo.
Cuando yo leí los mensajes me llegó la siguiente información:
Antonio, el tío de Hugo, había muerto, pero no estaba trascendiendo de forma correcta.
Trascender es la manera en que las almas evolucionan. Y lo hacen hacia arriba. También pueden estancarse e ir hacia abajo, pero eso no es precisamente evolucionar.
Antonio tenía miedo. No aceptaba que se había muerto pese llevar seis meses en otro plano.
Hay muchas almas que llevan muchos años fallecidas y por alguna razón no avanzan como deberían. En algunos casos, incluso no saben que han fallecido.
En el caso de Antonio no era el desconocimiento lo que le impedía seguir sino la resistencia a hacerlo generada por la desinformación y el miedo con que se había ido.
Lo que Antonio estaba haciendo era invadir a Hugo. Se había metido dentro de su cuerpo para seguir experimentando la vida a través de él.
-Coge aire, respira, vamos a explicar esto. -
Las almas pueden acompañarnos de tres maneras. Pueden trascender a nuestro lado, como quien tiene un amigo con el que habla de vez en cuando.
Pueden trabajar a través de nosotros, esto es; cuando nos morimos se nos entrega una cajita. “La caja de las mudanzas”, en esta cajita, guardamos TODO lo que hemos vivido y experimentado en nuestra vida en la tierra, absolutamente todos nuestros recuerdos y emociones.
Las almas por sí solas no tienen emociones, tienen recuerdos de esas emociones.
Ahora supongamos que esos recuerdos son CD`s y tu cuerpo es un reproductor de DVD. Pues bien, algunas almas cogen sus CD´s y los meten dentro de nuestros cuerpos (se meten dentro de nosotros) para poder entender sus experiencias con nuestro sistema emocional, debido a que ellas no lo tienen. El sistema emocional habita en nuestro cuerpo.
Es así como a través de nuestra experiencia ellas pueden seguir creciendo y comprendiendo sus cosas.
Este proceso, aunque pueda resultar sorprendente no tiene que ser necesariamente malo o peligroso, ya que las almas que lo experimentan son almas muy allegadas a nosotros que nos acompañan con muchísimo amor y respeto.
Estos procesos son temporales.
La tercera forma en que las almas nos pueden acompañar son las invasiones. Este método sí es más agresivo y debería evitarse o tratarse en el momento en que nos demos cuenta.
Las almas que nos invaden son almas que se resisten a hacer su trabajo y, de alguna manera, se aprovechan de nuestra energía y nuestra luz.
Esto no las convierte en almas malas, son almas que no están obrando correctamente.
Las almas avanzan de la siguiente manera. Ellas han de observar “La cajita de las mudanzas” e ir analizando e integrando una por una las “cosas”, los recuerdos, que hallan en su interior.
De esa manera reconocen, comprenden y se responsabilizan de lo que han vivido en esta vida.
Pero hay algunas almas a las que no les interesa mirar a los ojos a algunos capítulos de sus vidas. En ese caso o se estancan o se aprovechan de la energía de otro individuo.
Y para esto, los niños son los candidatos perfectos.
Que ¿Por qué´? Porque los niños son, además de puros, canales muy abiertos.
Es muy cotidiana la pregunta de: ¿Todos los niños pueden ver o sentir a las almas? A pesar de que no me gusta generalizar porque como sabéis cada caso es un universo totalmente diferente, la gran mayoría de niños perciben y sienten almas, seres, energías… Esto se debe a diferentes factores:
El primero, ya mencionado, acaban de llegar a este plano, como quien dice, preservando gran contacto con la fuente, lo que les facilita vivir los conceptos “mágicos” con mayor naturalidad. Esta facultad la hemos asociado a la imaginación y la creatividad. Siendo cualidades poderosísimas en nuestras vidas, pero fuertemente denostadas cuando llega la edad adulta.
Otro factor que les expone a poder ser invadidos es que su energía es pura y muy limpia. Lo que les convierte en fuentes de energía.
Es por eso por lo que es de vital importancia que los progenitores, tutores o guías de estos peques les expliquen con toda la naturalidad que les sea posible que la muerte forma parte de la vida.
Pero lo más habitual es que sea un tema tabú, tapado incluso cuestionado.
Los pequeñines entienden perfectamente si les explicamos que el alma vive dentro del cuerpo y que vivirá una experiencia hasta que el cuerpo muera.
Siempre con dedicación, tranquilidad y magia.
En el caso de que los adultos tengan miedo primero ha de trabajarse esta cuestión para que los niños puedan comprenderlo sin emociones temerosas. Esto se debe a que una pequeña parte de la comunicación es verbal, otra parte amplia es gestual pero también hay una gran parte energética, la cual la mayoría percibimos, aunque no lo sepamos expresar en palabras “humanas”.
Es por eso por lo que hable o no del tema mi hijo se va a alterar si yo estoy alterado o alterada o lo va a rechazar si en mi interior yo lo rechazo.
Este tercer tema conforma el tercer factor que puede hacer que un niño sea invadido o parasitado. El miedo y el desconocimiento.
Si yo conozco lo que está pasando puedo gestionarlo y hacer de ello una experiencia provechosa y gratificante. Como fue el caso de Hugo, Marina y Antonio.
Cuando recibí esta información le puse en alerta a Marina de lo que estaba pasando y le expliqué cómo íbamos a proceder.
“Causalmente” la tarde en que Marina me escribió para darme la noticia de lo que estaba pasando, yo estaba trabajando en sesión con Javi, amigo de Marina.
Mis almas me dijeron que Javi nos tenía que ayudar a poner las cosas en su sitio.
De modo, le encomendamos una tarea.
Le expliqué cómo debía trabajar al llegar a casa. Tenía que hacer una meditación donde viera a Antonio y le explicara cómo tendría que seguir avanzando.
Esa noche en casa de Hugo estuvieron las cosas muy revueltas. Marina hizo su parte desde casa, colocándose una pulsera de alta vibración y encendiendo una vela de color blanca con la intención de aportar luz al proceso en el que estábamos trabajando.
Durante la noche la pulsera se rompió y la vela se apagó. A continuación, Hugo se puso de pie a mitad de la noche, lo que asustó a Marina.
-Vuelve a coger aire, ya casi hemos conseguido explicarlo todo. -
El hecho de que Hugo se pusiera de pie tiene que ver con que Antonio seguía resistiéndose a marcharse. Pero ya sabía que lo que estaba haciendo le estaba resultando mal a Hugo. De alguna forma él también estaba incómodo y asustado.
A lo largo del día siguiente le expliqué que se había muerto; también le dije que no debía tener miedo, que ninguna lucha a la que se tuviera que enfrentar iba a ser más dura de la que ya hubiera lidiado. Y que tenía que aprender a caminar solo.
No le gustó nada lo que le dije e intentaba discutir conmigo.
No suelo ser desagradable ni con la gente ni con las almas, pero en esta ocasión tuve que hacer uso durante varios asaltos de mi mano izquierda.
Por la tarde iba a ir a la playa y allí culminaría el trabajo. De nuevo “causalmente” Marina y Hugo esa tarde también fueron a la playa.
De manera que sería Marina quien acabara de poner los límites.
Le pedí que mientras Hugo se bañara en el mar y jugara ella le mandara mucho amor a su tío y le ordenara que siguiera su camino. Con amor, pero sin contemplaciones.
¡Y dio resultado!
Al día siguiente Hugo volvió a preguntar por su tío. Marina le explicó de nuevo que él había muerto y que estaba en el cielo. Pero en esta ocasión Hugo asintió con la cabeza y comprendió lo que había pasado sin melancolía ni tristeza.
Esto se debe a que el que estaba triste y enfadado por haberse marchado era Antonio no Hugo. Al estar dentro del cuerpo de Hugo, este pequeñín expresaba a través de su cuerpo, las emociones y miedos de su tío.
Días después estuve chequeando que Antonio siguiera trascendiendo bien hasta que ya no hizo falta seguirle la pista.
Semanas más tarde me escribió Marina para contarme algo muy especial que daría el broche final a nuestro gran trabajo:
Mientras Hugo se bañaba y se preparaba para irse a dormir le dijo a su madre que estaba viendo a su tío. Se pudo muy contento y fueron a la ventana a decirle adiós y a pedirle que le visitara en sueños.
Esto fue la reafirmación de que habíamos hecho un gran trabajo.
Mientras Antonio permanecía dentro de Hugo, este no podía verlo, digamos que, de alguna manera, estaba demasiado cerca. En cambio, cuando este salió y continuó con su viaje, Hugo tenía la distancia suficiente para poder verlo y relacionarse con él de forma limpia. Cada uno con sus emociones.
Y colorín colorado así es como el tío de Hugo encauzó su tránsito por el lugar adecuado.
Gracias Hugo y Marina por la confianza y el empeño y por supuesto, gracias a Javi por la generosidad con que trabajaste y nos ayudaste en este proceso.