UN ANGEL DE VEINTIOCHO AÑOS.

marzo 10, 2021

 


Tres años antes. 12:20 de la mañana. San Sebastián de los Reyes. Madrid.

El café había hecho su efecto pero esa noche necesitaría dormir largo y tendido.

Buscaba a Susana. Una mujer a la cual nunca había conocido. Mi madre me había hablado maravillas de ella y no recuerdo exactamente porqué decidimos quedar. Ahora sé que se dio porque se tenía que dar.

Al fin. Una furgoneta se detuvo al otro lado de la calle. Una mujer rubia, grande y preciosa bajó de ella. Haciendo gestos me indicó que me acercara. No teníamos mucho tiempo. Yo no conduzco, pero mi sentido común me alcanzó para entender que el tráfico de Madrid es una locura.

Me monté en la furgoneta y lo cierto es que, aunque nos acabábamos de conocer sentimos que éramos viejas amigas. 

En ese momento Susana me dice que Jose nos espera en el asiento de atrás de la furgoneta. No sé por qué pero sentí que Jose era un bebé. Aunque reconozco que me pareció un nombre impactante para un niño.

-Mis disculpas a todos los Joses adultos que algún día fueron bebés y a todos los niños pequeños que se hacen llamar así.-

Como decía; al darme la vuelta y dirigir mi mirada al asiento trasero conocí a Jose. 

“O dios mío”; cuánta luz había en aquel asiento.

 Era un chico de veinticinco años. Y sí, tenía el alma pura como la de un bebé. El cuerpo de Jose no le permitía moverse, ni articular palabra. El 2 de noviembre de 2009 tuvo un accidente. Se cayó de un tejado, sufriendo un traumatismo craneoencefálico grave. Sin embargo, sus ojos no necesitaban una boca que dijera nada y su energía no necesitaba un cuerpo con el que demostrar amor. Todo él era amor.

Aquel día comimos un fantástico arroz tres delicias. Paseamos por el campo, charlamos e hicimos una inocente lectura de cartas.

Tres años más tarde la vida nos vuelve a juntar. Esta vez sin Jose.

Su corazón pidió una tregua el día 21 de Julio de 2020.

Susana, como madre, lleva consigo un dolor que a veces, tal y como me expresó ayer, se apodera de su pecho y lo siente insoportable. Por otro lado, Jose, tiene más luz que nunca. Disfruta de poder comunicarse con palabras, de hacer un gracioso baile con los pies y su sonrisa parece indestructible.

De nuevo vemos cómo el alma se libera al abandonar un cuerpo lleno de enfermedad y de dolor. Podemos aprender también del poso de amargura y tristeza que deja la marcha de un ser querido. En este caso es más que eso. No soy madre, por lo tanto puede que no tenga la suficiente empatía para comprender ese dolor tan punzante, pero lo que sí tengo es una capacidad con la que ayer, pude transmitir a Susana que su hijo le acompaña liviano, sonriente y especialmente hablador. Frase literal de Jose: “Llevo demasiado tiempo callado”.

Habíamos concertado nuestro encuentro el pasado domingo. Pero por circunstancias de la vida lo aplazamos al día de ayer, martes 9 de marzo de 2021. Ayer fue el veintiocho cumpleaños de Jose. Está claro que no podía haber sido de otra manera. Teníamos que vernos en ese día. Ese momento.

 

Susana llegó a mi casa. Preciosa. (Ayer les dije a los que me acompañan que yo quería envejecer, si se le puede llamar así, como esta mujer.) Desaparecimos las dos en un abrazo gigante. Sólido. Firme. Amoroso, muy amoroso. Susana se deshizo en un llanto corto, amargo y, para mi, muy emocionante.

Digo emocionante porque si hay algo que me guste más que ver a las almas, es ver a la persona tal y como es. Los que me conocéis bien sabéis que o bien nací o bien desarrollé unos rayos láser con los que escaneo a la persona que tengo delante y no hay fachada que se me resista. Pero cuando no necesito hacer uso de estas gafas. Cuando me encuentro con gente pura. Con gente que se muestra tal y como es. Sin despreciar sus logros ni esconder sus sombras… En esos momentos… doy gracias a la vida que me ha tocado vivir y a la madre que me parió por parirme así.

La sesión fue realmente preciosa. Normalmente las cartas hablan del momento presente pero a Susana le hablaban de un futuro casi inmediato.

Jose me ayudó muchísimo a hacer la lectura. Estaba muy presente y podía comunicarse muy bien.

-Esto ocurre cuando el alma está muy evolucionada o ha trascendido lo suficiente.

Lo normal no es que una vez hayas abandonado este plano te concedan comunicarte con tus familiares y amigos. Lo habitual es que vayas trascendiendo y aprendiendo cómo funciona aquel otro plano.-

Jose nos explicó que los últimos meses antes de aquel día de julio, ya estaba más fuera de su cuerpo que dentro. En ese tiempo pudo aprender mucho a cerca del plano de las almas.

Fue preciosa la comunicación durante la sesión porque Susana complementaba lo que su hijo decía y viceversa. Ella afirmaba con seguridad que su hijo no se fue hasta que ella conoció a su actual pareja, hasta que un perrito entró en su vida y muchos más “golpes de suerte”. Jose asentía tranquilo y feliz.

Creo que fue más que una sesión un intercambio. Yo ayer establecí un nuevo referente de mujer a la que parecerme. En más de una ocasión le llamé “Susana Super mujer”.

Admiro la dedicación, la templanza y la fuerza con la que ha acompañado a su hijo durante quince años. Admiro la alegría con la que afronta esta nueva etapa de libertad y de reinventarse. Admiro lo preciosa que es por dentro y por fuera.

Y por supuesto, admiro a Jose. Admiro su alegría y vitalidad durante los años que estuvo por aquí. Pero más admiro la luz que tiene y lo gigante que es ahora.

Eres un ángel de veintiocho años con unas alas enormes.

Me siento afortunada de haber conocido a este equipo.

Me siento afortunada de haber coincidido con vosotros un día plomizo en Madrid.


Os deseo de todo corazón, a los dos, que voléis muy alto.



FOTOGRAFÍA DE SUSANA Y JOSE.

 

 

 

 

 

 




 

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